28 de febrero de 2016

La dictadura del Cholo

El huracán Cholo arrasó el efecto Zidane. Y propinó una estocada mortal al corazón de todo el madridismo marketiniano. El Atlético se convierte así en el único equipo que ha ganado al Madrid en su campo tres veces seguidas durante 114 años de historia. Perdón. Rectifico, Diego Pablo Simeone ha sido el único entrenador capaz de lograrlo. Porque los equipos cambian y los jugadores vienen y van. Pero por encima de ellos queda su estilo, su esencia, su espíritu combativo. Su alma. Y la de este Atlético irreductible adquiere su forma humana en ese hombre de negro del banquillo. Ese hombre a quien la providencia puso en el camino de todos los colchoneros para recuperar su orgullo pisoteado durante tantos años. Para devolverles su grandeza. Su historia. Ese hombre que hizo a todos creer cuando parecía imposible, transformando un juguete roto en un arma temible. Ese hombre que, partido a partido, acrecenta y glorifica cada vez más su leyenda.

Porque Simeone es un hombre con una misión divina. Un luchador con un desafío épico que sacudirá la hegemonía continental de los más ricos y poderosos: convertir al Atlético de Madrid en Campeón de Europa. Y que nadie albergue la menor duda de que, por difícil o inverosímil que parezca, tarde o temprano el Cholo lo conseguirá. Porque más allá de los medios de que disponga y de los errores que cometa, la fe mueve montañas y la de Simeone no conoce límites ni fronteras.


Su mayor virtud es la de ser un técnico que transmite. Que sabe comunicar de la forma más precisa, en el momento idóneo y en el sitio exacto. Como ayer en la rueda de prensa tras su tercera victoria consecutiva en el Bernabéu, cuando dijo que ganar allí era algo que se tomaban con naturalidad. Una declaración sencilla y humilde. Natural. Pero que provocó una especie de escalofrío en algunos que al mismo tiempo se preguntaban hasta dónde podía llegar ese hombre y hasta que punto es capaz. Además de desenmascarar ante todos a un falso y autoproclamado tacón de Dios que a buen seguro aprendió la lección y escarmentó con el sermón del verdadero profeta.

Y que nadie se engañe ni se deje embaucar. La victoria de ayer significó mucho más que tres puntos. Infinitamente más. Porque el zurdazo del mosquetero Antoine Griezmann fue un auténtico torpedo a la línea de flotación de un buque insignia que ya zozobraba desde hace tiempo.


Y que ayer quedó definitivamente tocado y hundido. Completamente desintegrado y en llamas tras la reacción en cadena después de la primera explosión. Empezando con las declaraciones de un cada vez más desquiciado y decadente Cristiano Ronaldo, que podría haber evitado la debacle de su equipo de marcar alguno de los dos goles que sus despreciados compañeros le sirvieron en bandeja de plata. Y continuando con un nervioso y desconcertado Zizou entrenador, que dijo exactamente lo que dos días antes aseguró que jamás saldría de su boca, por entender que si así lo hiciera debería dimitir al día siguiente. Algo sobre lo que, de momento, no hay nuevas noticias. Para terminar con el trastorno de una doble, enfermiza y delirante personalidad de un entorno mediático absolutamente huérfano de profesionalidad, racionalidad y principios, que se vio totalmente desbordado por la situación no pudiendo tampoco esta vez disimular sus vergüenzas.

Porque Simeone es el verdadero azote. El hombre que vino con la sagrada misión de equilibrar la balanza del fútbol moderno y castigar sus pecados. Porque lo que para algunos supone tocar el cielo para otros implica bajar al infierno. Para muchos es una bendición y para otros su peor pesadilla. En cualquier caso, sean todos bienvenidos a la dictadura del Cholo.


26 de febrero de 2016

Siete novias para CR7 y unos huevos

Llama la atención el incesante e interesado bombardeo mediático para adjudicarle nuevas novias y conquistas de modelos femeninas a Cristiano cada día que pasa. Y la pregunta es: ¿por qué lo hacen?. Evidentemente la respuesta es que se trata de un tema de marketing y derechos de imagen. Porque el astro portugués es todo un sex symbol y un auténtico filón para muchas marcas. Y además el fútbol sigue siendo considerado un mundo de hombres en el que desgraciadamente todavía existen ciertos tabús. Por eso los medios insisten inútilmente una y otra vez en disimular o intentar disfrazar algo que ya casi todo el mundo sabe: que Cristiano Ronaldo es homosexual. En el sentido más estrictamente literal de la palabra. ¿Qué hay de malo en decirlo? ¿acaso se trata de algo negativo? ¿no vivimos en una sociedad libre, moderna y plural donde nadie debería ser discriminado por su orientación sexual? Porque una cosa es intentar camuflarlo un poco por los motivos señalados, y otra muy diferente es pretender vender una imagen de mujeriego conquistador totalmente opuesta a la realidad tomándonos a todos por gilipollas.

Porque hay cosas que por mucho que algunos quieran no se pueden ocultar eternamente. Ya no estamos hablando de pequeños indicios como ponerse una florecita y un sombrerito rosa en la cabeza, o que su subconsciente le traicione y se quede embobado contemplando la erección de alguno de sus compañeros en el entrenamiento, o que disfrute de unas vacaciones en un yate en alta mar rodeado exclusivamente de congéneres del mismo sexo. Hay mayores evidencias que demuestran claramente su condición sexual. Como el hecho de que tenga un hijo fruto de un vientre de alquiler y haya pagado diez millones de dólares para que la madre tenga la boca cerrada de por vida además de no poder visitar al pequeño. O cuando la famosa cantante Rihanna, tras recibir la visita de CR7 en su camerino después de un concierto en Lisboa, ante la insistencia de los periodistas en su desmesurado afán de atribuirle una nueva relación amorosa con la diva estadounidense, ésta negó la mayor contestando textualmente para el asombro de los allí presentes: "Tengo muchos amigos gays. Apoyo la diversidad." Y tratándose de la actualidad más reciente, las numerosísimas escapadas de ida y vuelta a Marruecos con su jet privado para visitar a su "íntimo amigo", el boxeador holandés de origen marroquí Badr Hari con quien al parecer mantiene una estrechísima y fluida relacion. Algo que por otra parte, ha incomodado sobremanera al presidente del Real Madrid Florentino Pérez hasta el punto de prohibirle las visitas a su "íntima pareja" los días de entrenamiento.



Habrá quien contrariamente argumente que ha mantenido durante varios años una relación con la top model rusa Irina Shayk. Pero teniendo en cuenta que los supuestos cónyuges, durante esa relación ganaron más de un 30% extra en concepto de ingresos de marca y derechos de imagen, fruto de las sinergias derivadas de los seguidores de ambos, y estamos hablando de decenas y decenas de millones de dólares, es lógico pensar que más bien se trataba de un "noviazgo de conveniencia" en vez de una estricta relación amorosa como pretendían hacernos creer. Y es posible que, como sucedió con el holandés del A.C.Milán Ruud Gullit, una vez haya colgado las botas y se retire del fútbol profesional, Cristiano Ronaldo se atreva a declarar abiertamente su condición sexual.
Mientras tanto, para poner punto y seguido a tan jugoso debate, podemos disfrutar de una de las últimas instantáneas compartidas en las redes sociales por "Cris", que no dice nada más allá de hacernos suponer que no son los primeros huevos que se come.

25 de febrero de 2016

Atrapado en el tiempo

Muchos recordarán la célebre cinta de Harold Ramis interpretada por el mítico Bill Murray en la que el protagonista se condenaba a sí mismo a revivir la misma pesadilla día tras día sin cambiar absolutamente nada para evitarlo. No se me ocurre, y creo que no existe, una mejor comparación para explicar lo que le sucede a Simeone y su equipo.


Ayer noche, después PSV-Atlético en la Champions, un apreciado amigo comentaba muy acertadamente que la clave del mal juego tenía su origen en el centro del campo colchonero, porque Juan, que así es como se llama mi amigo, sabe mucho de fútbol entre otras cosas. Y añadía que de los cuatro teóricos centrocampistas uno no estaba, refiriéndose al lesionado Tiago, otro estaba mal, refiriéndose a Koke, y que evidentemente con tan solo dos jugadores en el centro era muy difícil, por no decir imposible, jugar medianamente bien. Y un servidor lo suscribe casi en su totalidad aunque también me gustaría añadir algunos matices.
Es evidente que si un jugador está lesionado y no puede participar, como la plantilla consta de 23 y juegan 11, no es una justificación válida para, de entrada, jugar con uno menos. Aunque en sentido figurado se comprende perfectamente. Y también es muy cierto que Koke está fatal por lo que en principio las cuentas salen. Aunque el motivo de esa inferioridad en el medio, de ese juego tan rudimentario y de la falta de gol, es que el centro del campo colchonero es un absoluto desastre porque, lesiones aparte, absolutamente nadie está en su posición natural.



Para empezar Gabi juega de 5 sin tener las aptitudes para organizar y distribuir en esa zona. Tiene un buen desplazamiento de balón en largo y recupera pero no está capacitado para canalizar el juego de forma eficiente y ordenada. A su lado lo acompaña Saül que todavía tiene menos aptitudes que Gabi para jugar de mediocentro y distribuir. Luego está Koke como volante derecho, que además de estar jugando mal tampoco es un jugador de banda y solo es efectivo ahí si el rival le permite jugar por dentro, aunque estando tan mal como está da igual como le defiendan. Y luego está Oliver Torres como volante izquierdo, un jugador con unas excelentes cualidades pero condenado al fracaso por no tratarse tampoco de un jugador de banda. Sobre Óliver mi amigo, otra vez muy sabia y acertadamente, observó que le costaba demasiado girar hacia el centro que es donde realmente hace estragos. Esto tiene una explicación bien sencilla y fácil de entender. Óliver tiene una extraordinaria calidad y gira muy bien hacia ambos lados, pero si se le coloca a un costado sus defensores simplemente deben procurar que no gire hacia adentro y permitir que gire hacia afuera, bien pegadito a la banda, donde su potencial se reduce drásticamente y sus condiciones son prácticamente nulas. Por lo que podría decirse que no tienen que defender a Óliver sinó a medio Óliver, o incluso menos. Todo lo contrario de lo que supondría intentar contenerlo en el centro donde tendría total libertad para girar hacia ambos lados sin verse delimitado por la línea de cal en la banda.



Todo porque el sistema de Simeone se basa en que los volantes jueguen por dentro para dejar las bandas libres a las subidas de los laterales. Pero si a esos centrocampistas se les impide jugar hacia adentro y los mediocentros no tienen la suficiente calidad y conducción de balón para compensar esa situación y conectar con la vanguardia del ataque, todo el sistema del Cholo se colapsa y el equipo se ve obligado a recurrir al desplazamiento en largo una y otra vez, esperando que el contrario cometa algún error en defensa. Algo que no siempre sucede, bien sea por el acierto de los zagueros rivales o por la falta de definición de los propios delanteros cuando de vez en cuando se les presenta alguna ocasión.

Cabría añadir para evitar posibles malas interpretaciones, que la mayoría de aficionados atléticos, además de un servidor, respalda por completo a Simeone a pesar de los errores pasados, presentes y futuros. Pero debería buscar soluciones en vez de obcecarse una y otra vez en tropezar con la misma piedra y cometer el mismo error. Porque para eso es el entrenador. Para buscar soluciones aunque tarde en hacerlo y se equivoque hasta dar con la tecla exacta. Para adaptarse. Porque en la naturaleza, en la vida y también en el fútbol es indispensable adaptarse para sobrevivir. Porque no hay más remedio que cambiar aquello que en repetidas ocasiones se demuestra por activa y por pasiva que no está bien y no funciona. Porque sinó, partido a partido, se condenará a sí mismo a revivir la misma pesadilla una y otra vez, como Bill Murray en Atrapado en el tiempo.